It's a long way to heaven, but hold on! Sooner or later you'll be there... So enjoy every day of your life as if it was your last day on Earth... because time is running out and you... you are here.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Eterna Soledad


Suenan las notas de una guitarra criolla y la voz de Felipe comienza a hablar de aquella gran compañera de todos nosotros, la que siempre detestamos, pero que junto a ella pasaremos casi toda nuestra vida: Soledad.

Eterna soledad, el tiempo danza en la madrugada, y no puedes dormir si están todas las luces apagadas. Ya se fue el tren y esta calle nunca más será igual. Aprendiste a tener miedo, pero hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo.

Enanos Verdes

Y así es, señoras y señores. Nuestra eterna soledad, la que nos acompaña en todo momento, pero que en las madrugadas es cuando es casi una presencia palpable a tu lado. Esa amiga que nadie quiere tener, pero viene junto a cada uno de nosotros, casi como una parte más de nuestro cuerpo, pero fuera de sus límites, es decir, fuera de nuestro cuerpo. La soledad, aquella voz que nos susurra que justamente “ya se fue el tren y esta calle nunca más será igual” y parece desanimarnos profundamente para enfrentar el día a día y todos sus desafíos.

Pero al mismo tiempo con una palabra de ánimo, nos saca de aquel agujero que ella misma nos metió.

Hay que correr el riesgo de levantarse y seguir cayendo”

Y vaya si lo hay. Vaya si hay riesgo de caer cuando intentas levantarte. Pero si no lo corres...¿De que sirve que estés acá? ¿De qué sirve que la vida te haya dado esta maravillosa posibilidad de vivir? Esta maravillosa probabilidad, no como muchos creen, de forjar tu propio destino, sino luchar contra el, con uñas y dientes, para que sea distinto al de los demás, para que en verdad seas feliz con tu conciencia (aquel ente que en muchas ocasiones parece que solo fue creado para imponernos reglas, y transformarnos poco a poco en sujetos casi muertos y sin vida).

Como verán la soledad es una eterna compañera de cada uno de nosotros, y en cada noche, cuando decimos que vamos a “hablar con la almohada”...¿Con quién en verdad estarán hablando? Creo que sobran palabras.

Y tal vez para captar la dimensión de su presencia, verán que el niño cuando recién nace, no es capaz de entender a nada ni nadie, solo a sus instintos, y a su reflejos, y tiene tan solo una vaga idea, instintiva también, de su madre. Su única compañía (para él aclaro, no para todos nosotros que lo rodeamos, lo pellizcamos, lo acunamos entre brazos y lo llenamos de besos hasta malcriarlo) es la soledad.

Y cuando somos adolescentes, y sufrimos de nuestros primeros amores, o también de nuestras primeras desilusiones...¿Quién es el que en verdad nos ayuda a salir? ¿Un amigo? ¿Un ser querido? En mi humilde opinión no. Ayudarán, pero la única que nos hará entender que “hay que correr el riesgo” de seguir la vida, es ella...la eterna soledad.

Y para cuando adultos, no lo soy así que con exactitud no puedo describir que será serlo, pero es obvio que el día a día, la rutina de cada mañana, el trabajo, los niños, y el tedioso correr de tu vida, será acompañado por todos tus seres queridos...pero siempre, cuando llegue la noche, cuando te recuestes en tu cama, finalmente no te sentirás solo, sino que te trajeron a aquella sabia y comprensiva amiga, que siempre estuvo aunque no se lo pidieran, y que hasta ese día probablemente te siga a cada momento.

Y cuando ancianos...muchos no llegarán (o llegaremos) con la plenitud de sus capacidades (o tal vez ni lleguemos). Pero de vuelta nuestra amiga no hará distinciones entre los seniles y los enfermos, entre los cascarrabias y los amigables, entre los solitarios o los familieros y a todos y cada uno de nosotros nos acompañará...porque como dije en un principio...

Es la eterna soledad.

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